Retall de diari trobat a la Zona d'Esbarjo Infantil del centre comercial l'Escuma
PRESIONES PARA CERRAR EL CENTRO COMERCIAL L’ESCUMA TRAS UNA SEGUNDA DESAPARICIÓN
La
desaparición de Claudia Valls, apenas dos días después de la desaparición de
Carles Sampedor, ambos de seis años de edad y ambos desvanecidos en el centro
comercial L’escuma, ha disparado la alarma y casi la histeria social. Las primeras
voces sugiriendo el cierre del centro comercial han dado paso a una presión que
proviene de distintos organismos: incluyendo asociaciones de vecinos y de
consumidores.
“No
tiene sentido” asegura Rafael Amorós, gerente de Comercal, la empresa que
gestiona el centro comercial. “Por supuesto que sentimos la mayor de las
repulsas por lo acontecido en el centro, pero es un problema de seguridad que nos
afecta a todos como sociedad y del que no cabe responsabilizar a L’escuma”. Aún
así, Amorós se ha comprometido a reforzar la seguridad con la contratación de
nuevo personal: “En ese sentido, disponemos de gente muy capacitada y que lleva
con nosotros muchos años, pero los nuevos tiempos traen consigo nuevos retos y
hay que estar preparados”, asegura.
“Es
importante no separarse de los menores en ningún momento”, advierte Yolanda
Álvarez, portavoz de Mossos d’Esquadra. “Los cuerpos de seguridad no pueden
estar en todos lados. Por supuesto, estamos haciendo cuanto está en nuestras
manos para hallar a Claudia y a Carles sanos y salvos, pero la realidad es que
nuestras mejores armas para impedir estos sucesos son la prevención y la
prudencia”.
Mientras Mossos d’Esquadra y Policía Nacional escenificaban recientemente algunos encontronazos a la hora de repartirse la responsabilidad de lo sucedido, la postura de los vecinos se va volviendo cada vez más tajante. “Hay algo perverso en ese sitio”, asegura Pilar Recasens, una mujer que vive en un bloque de edificios a doscientos metros de L’escuma: “algo bajo las luces de neón, de las canciones alegres del hilo musical y de las paredes pintadas en colores chillones... Aunque aparente ser el sitio más festivo de La Gorga, hay algo que realmente se arrastra y culebrea bajo esa fachada. Nadie debería llevar a sus hijos allí, jamás.”
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